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Tiempo de balance

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El final de una gestión amerita que se de apertura a un espacio de balance y reflexión.

Luego de dos períodos constitucionales, va llegando a su término el gobierno de la Doctora Fernández de Kirchner. Y luego de tres períodos constitucionales, va llegando a su término una particular circunstancia histórica, que marca que el cincuenta y ocho por ciento de un período de tres mandatos consecutivos, fuera comandado por un matrimonio presidencial.

Esta larga estadía en el poder tuvo, por supuesto, matices diversos; influenciados por las improntas del «EL» y de » ELLA «.

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Terminó el gobierno de la Doctora Fernández de Kirchner.

Pero más allá de esos matices aparecen claramente, ante el análisis del período, algunos elementos característicos que constituyen el denominador común de la llamada «década» kirchnerista.

Dichos elementos representativos del estilo oficialista, se exacerbaron en el cuarenta y dos por ciento del tiempo en que gobernara la Sra. Presidente sin la compañía de su esposo.

Observando en su final a la gestión kirchnerista, se nos presentan diversas imágenes que seguramente quedarán inscriptas, como su marca, en la historia argentina.

El kirchnerismo nos deja diversas imágenes. A saber:

Una imagen de confrontación, de un estilo confrontativo «per se», es decir por la confrontación misma, por el gusto por la confrontación

Una imagen de priorización y prevalencia en el ejercicio del poder, de una lógica (que mejor deberíamos llamar ilógica) «amigo-enemigo», la cual resulta adversa, muy adversa, a los parámetros básicos de nuestro sistema democrático y republicano.

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Pensando en el balance.

Una imagen de exacerbado y vetusto culto a la personalidad.

Una imagen de voluntarismo. Se han manejado en el poder, como sin los efectos fueran causados por los discursos o por los relatos (como se ha puesto de moda llamar a este desmadre intelectual) y, no por las acciones que ponen en movimiento a los proyectos racionales.

Una imagen de improvisación, por designaciones o pretendidas designaciones en cargos públicos de personas no aptas o derechamente impresentables y, sobretodo, improvisación por el repetido lanzamiento, con «bombos y platillos», de proyectos que se quedaran meramente en eso, o tuvieran una implementación efímera o insustancial.

Una imagen de populismo burlón, que si ofendiera a sus financiadores no sería tan grave, pero que sí lo es al lacerar a sus propio «beneficiarios», al haberlos reducido a una condición de clientes de una política «berreta» que se limita, con suerte, a mal satisfacer las necesidades básicas alimentaria de aquellos, a cambio de tenerlos prestos «Pa’ lo que necesite el Dotor» (o «Dotora» en este caso).

Una imagen de aislamiento internacional, al haber cansado al mundo con el dictado de clases de «maestra ciruela», que constantemente borra con el codo lo que firma con la mano.

Una imagen de haber desaprovechado un favorable contexto internacional para trabajar, comerciar y crecer.

Una imagen del uso de «carpetazos» o «aprietes», es decir de ataques, a veces solapados y otras expuestos, contra sus adversarios ideológicos utilizando las estructuras del Estado.

Una imagen de «desprolijidades» en el manejo de las cuentas públicas.

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«Ella» transita sus últimos días de gobernante.

Una imagen de corrupción por la manipulación de las instituciones de los tres poderes del Estado, para empantanar toda denuncia o duda sobre los manejos y negocios de los jerarcas del movimiento.

¿Movimiento dije?

¿Es el kirchnerismo un movimiento?

Los «vientos del sur», nos dejan una imagen que da cuanta de que «Ellos» han querido motorizar un movimiento político, pero que más bien terminan demostrándonos que, como buen fruto de la casualidad, han gobernado sin programas y sulfeando la coyuntura; sostenidos por el histórico dogma peronista que postula como primer mandamiento, que a cualquiera «de su palo» que llegue a Balcarce 50 se lo sostiene en el poder y, que a cualquiera «ajeno a su palo» que llegue a Balcarce 50 «se le ponen palos» en el ejercicio del poder.

Asistido por ese dogma, el período de gobierno de «Ellos» se aproxima a su término.

«Ella» transita sus últimos días de gobernante con la pretensión de mostrar la imagen de su triunfante y exitosa obra, propia de una ilumindada «arquitecta egipcia», cuando en rigor de verdad, sus «pirámides de cartón» se vienen desmoronando, a pasos agigantados, con las primeras brisas que sopla la realidad.

88x31Esta obra de Claudio J. Bachur está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivar 4.0 Internacional.

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Claudio J. Bachur

Abogado, conductor del programa Las Buenas y Las Malas que se emite todos los martes a las 19:00 hs. por www.onradio.com.ar Escribe sobre política, actualidad y temas de interes general. Mail: claudio.bachur@lasbuenasylasmalas.com.ar

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