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Tampoco hacen

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La imagen con la que los periódicos nos dispararan hace un par de mañanas, informándonos sobre la existencia de varios cientos de sillas de rueda apiladas oxidándose en un galpón, nos inquieta y duele.

Dicha imagen es una prueba palpable de la inacción desidiosa, de quienes debían haberse ocupado de gestionar que aquellos elementos de salud hubieren alcanzado su loable finalidad.

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Miles de sillas de ruedas arrumbadas en los galpones del PAMI.

Pero no lo hicieron y, como consecuencia de esa irresponsabilidad, como consecuencia de ese desprecio por la función pública, muchos afiliados al PAMI, la obra social más importante de la Argentina, se encuentran privados de un elemento esencial para su calidad de vida, tan debilitada por la ancianidad, por la enfermedad o por ambas.

Sabemos que las “irregularidades” que se detectan a diario al auditar las administraciones próximamente pasadas de esta organización, son muchas y variadas.

Desde clínicas “fantasmas” hasta constataciones de recetas y prestaciones extendidas a nombre de personas muertas, ello sin olvidar los pagos por internaciones inexistentes.-

En efecto, fueron muchos los ilícitos soportados por esta entidad. Sus heridas, desafortunadamente, se han trasladado en forma directa a sus afiliados, nuestros padres y abuelos, que padecen la afrenta de la corrupción, con una evidente precarización de la atención o con una derecha desatención de sus necesidades médicas y sociales.

La prestación que no se cumple, es un derecho que no se respeta.

Ver esas sillas de rueda tiradas como chatarra, nos trae el recuerdo,  parafraseado, de la conformista e intolerable expresión “Roban pero hacen”.

¡Qué expresión reprochable! esta, ¡Qué triste resignación social!. ¡Qué sentimiento y aceptación indigna de una realidad miserable!

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Estado de abandono.

¿Tenemos conciencia de la reducción que implica la asimilación social del “roban pero hacen”?

¿Nos damos cuenta de qué con esa sumisión nos convertimos en algo así como en un perro, que se resigna y acepta el maltrato a cambio de que “le tiren” a diario un hueso con grasa?

Toda respuesta a esa pregunta resulta cruenta.

En este caso, ante esta vidriera informativa que nos muestra que las sillas de rueda se encuentran desidiosamente arrumbadas en lugar de estar atendiendo la necesidad del anciano o del enfermo, aquella expresión muta en otra tan fétida como ella pero más ajustable a la situación: “Roban pero no hacen”. Han robado y, ni siquiera se tomaron “la molestia” de concretar la entrega de un elemento que casi se traslada sólo, ya que rueda…

Si convenimos en que el “roban pero hacen” nos convierte en perros lastimosos, me permito  invitarlos a preguntarnos: ¿En qué nos convierte, como sociedad, el “Roban pero no hacen?


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Claudio J. Bachur

Abogado, conductor del programa Las Buenas y Las Malas que se emite todos los martes a las 19:00 hs. por www.onradio.com.ar Escribe sobre política, actualidad y temas de interes general. Mail: claudio.bachur@lasbuenasylasmalas.com.ar

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