Tres, dos, uno, ¡despegue!
En efecto, parecería que el cinematográfico y desesperado intento de “Lopecito” por encontrar un santo lugar de escondite para sus ahorros más que dudosamente habidos, generó en el “kirchnerato” un patético operativo despegue.
Repasemos algunos pronunciamientos públicos:
Juan MANZUR (Exministro de Salud y actual Gobernador de la Provincia de Tucumán), dijo: “El kirchnerismo es una etapa que terminó”.
“Coco” SILY (Actor), dijo: “Hablemos de nuestros bolsos llenos de guita”. “Deje de bailar y dé explicaciones” (en una carta dirigida a la expresidente CFK).
José ALPEROVICH (Exgobernador de la Pcia. de Tucumán), dijo: “Yo nunca fui kirchnerista”, “El kirchnerismo se terminó”, “Cristina fue la que me pidió que José López fuera candidato”.
Diego BRANCATELLI (Periodista), dijo: “Es un día triste para mí, hoy fue el límite, hartazgo total, esto es indefendible”.
“Pacho” O‘DONELL (Intelectual), dijo: “Lo mejor que podría hacer Cristina es pedir disculpas como gesto de dignidad”.
Ricardo FORSTER (Exsecretario y filósofo), dijo: ”Cristina Kirchner y De Vido tienen que hablar cuanto antes y dar explicaciones sobre López”, “Siento una enorme tristeza, una desolación”.
Gerardo ROMANO (Actor), dijo: “Me siento abochornado”.
Pablo ECHARRI (Actor), dijo: “Me siento embarrado”, “Estoy abatido”.
Nancy DUPLA (Actriz), dijo: “Tiene todos los condimentos de lo obsceno”.
Julio DE VIDO (Exministro, Funcionario estructural del kirchnerismo), dijo: “López no era mi mano derecha”.
Cristina FERNANDEZ vda. de KIRCHNER (Expresidente), dijo: “Yo no fui la que le dio la plata a José López”.
Resulta entendible y hasta razonable rendirse ante la evidencia.
Pero desde un elemental análisis político, para poder considerar digna a esa “rendición” y para no emparentarla con una huída “como rata por tirante”, tal el conocido refrán, aquella debe necesariamente ser acompañada por un sincero, puntual y detallado reconocimiento de los errores y desvíos de la gestión que en su momento se acompañara con marcada decisión y ahínco y, de la que se está “despegando” ante la incontrastable evidencia de sus manejos “non sanctos”.
De paso, no vendría nada mal, que en el caso de personas públicas que desde ese lugar apoyaran fervientemente el llamado “proyecto nacional y popular” (al que hoy parecería propio agregarle “del afano”) y, que lo hicieran, muchas veces, al calor de la obtención de cargos o de contrataciones de amigos, se pidiera públicamente disculpas a la sociedad argentina (ya que el perdón se encuentra reservado a Dios), por haber participado de manera activa del engañoso mecanismo de propaganda, de aquellos que desde el poder simularon alentar una gestión que -según su prédica- iba dirijida a “devolver la dignidad pueblo”, cuando en realidad sólo lo limosneaba para embaucarlo con el propósito de obtener un campo propicio que les permitiera perpetrar una de las mayores experiencias de saqueo patrimonial, institucional y moral que vivenciara la Nación Argentina.
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