En estos días, la sociedad argentina se siente o debería sentirse “grogui”.
Ese es el estado de aquellas personas que se encuentran aturdidas o atontadas “por un golpe o por alguna causa”.
Esa causa en la Argentina de estos días, se llama Jujuy…
Esa causa en la Argentina de estos días, se llama Tucumán…
Jujuy en la Argentina de estos días, se llama Jorge Ariel Velázquez…
Veintidós años, militante radical, aunque eso importa poco, muy pero muy poco…
Adherente “de prepo” a la agrupación Tupac Amaru, adherente para poder estudiar, para poder comer, para poder progresar; ya que el estado provincial, desde hace una década se ha ausentado irresponsable y cobardemente, en beneficio de esta “paraestatal” amiga del poder central.
Amenazado por personeros de esa “agrupación”, por haber incurrido en el “pecado del credo fascista”, de repartir boletas de la oposición.
Atacado cobardemente, por la espalda, el pasado ocho de agosto en el barrio Juan Pablo II, del pueblo de San Pedro, distante unos sesenta kilómetros de San Salvador de Jujuy.
Murió asesinado dos semanas después.