Como comentáramos en programas anteriores en «Las Buenas y Las Malas», hace falta echar mano de un neologismo para poder conceptualizar la conducta de un «súbito arrepentido», precandidato a Senador Nacional por la Provincia de Córdoba, que un par de días antes de dicha elección, decidió renunciar -de manera heterodoxa- a dicha precandidatura, para inscribirse en una candidatura de nivel local, por otra agrupación política.
El próximo domingo trece de septiembre el simpático abogado cordobés Luis JUEZ disputará, en las elecciones municipales que se celebrarán en «La Docta», el cargo de Intendente Municipal, encabezando la lista del frente electoral «Córdoba Siempre». En la ocasión, será secundado en la fórmula por la exesposa del gobernador de aquella provincia.
Claro está que, así como todos tenemos el derecho de mudar de ropa interior, también lo tenemos de cambiar de opinión y de propuestas. Pero si dicha contraposición opera de forma abrupta un par de días antes de celebrarse una elección primaria nacional, en la cual «el fulano mudante» se hubiera candidateado, tal cosa no parece ser admisible. Y mucho menos lo es cuando dicho giro se motiva sólo e interesadamente para poder anotarse «en tiempo y forma» en la disputa de otro cargo ¡en representación de otro espacio político y, con otros lineamientos y niveles de acción!
Luis Juez, renunció de manera tan intempestiva y sobre la fecha a su precandidatura a senador por el Frente Cambiemos que no dio tiempo -en términos materiales y legales- para poder modificar la fórmula.
Así dadas las cosas, el Frente Cambiemos tuvo que disputar aquella primaria con una boleta de hecho «inexistente», compitiendo sólo el suplente, ya que el precandidato -importándole un bledo el electorado- había renunciado unos pocos días antes de la disputa comicial del nueve de agosto pasado, deshonrando el compromiso asumido.
El próximo domingo, dando cuenta de su respetable vocación por el servicio público local y con sus ideales supuestamente aclarados, lo tendremos abrazado a la Señora Olga Riutort, disputando la elección a «Lord Mayor» de la ciudad fundada por don Jerónimo Luis de Cabrera y Cabrera.
Parece que Olga ha dejado de estar «cabrera» con Luis y, que Luis también ha «mudado» sus concepto respecto de Olga.
En este sentido, es muy destacable en esta dupla su mutuo apego a la virtud cristiana de la «reconciliación», ya que demuestran haber dejado definitivamente sepultados en el pasado los estridentes epítetos de «Choro» y Chora» que recíprocamente se prodigaran en otros tiempos. (Se deja aclarado que los términos «choro» y «chora» antes utilizados, son la traducción de las palabras «chorro» y «chorra» del castellano al cordobés básico.)
En definitiva, he aquí un verdadero innovador. Un derecho y directo «PRE – TRÁNSFUGA».
Olga Ruitort y Luiz Juez presentando su espacio para competir por la intendencia de la capital cordobesa.
En la política argentina, «esposos» que abandonaran a su legítima cónyuge para entregarse a los brazos de su amante a los pocos días de haberse casado, hay algunos. ¿Recuerdan al pediatra que «borocotizó» del PRO al Kirchnerismo? Pero «novios» que «se rajaren con otra fulana» unos días antes de la ceremonia oficial y con las pilchas y los triples de miga ya pagados, haciendo que la desencantada se tuviere que «casar sola» -a diferencia de lo que si se ha observado en las relaciones de amor- sólo es conocido este caso.
¡LUIS JUEZ TRANSFUGÓ ANTES DE SER ELEGIDO, ERGO «PRE -TRANSFUGÓ»!
Con ello, a los amantes de la lengua española, nos regaló un nuevo y -como él- simpático neologismo: «pre – transfugar».
Se lo agradezco pero, si me permiten una confesión, reconozco que, si bien me encantan los neologismos, en este caso el advenimiento del «pre-transfuguismo» en el lenguaje de la política argentina me deja una sensación de asco.
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